Proyecto Montse Guillén.
En el año 2000, durante mi viaje a México, probé por primera vez los escamoles (huevos de hormigas), los chapulines (saltamontes) y los gusanos de Magüey.
Sentarse ante un plato de escorpión frito o unas larvas rebozadas puede provocar reacciones completamente opuestas entre los comensales. La mayoría de la población asiática y sudamericana los recibirán entusiasmados, mientras que los prejuicios de un occidental harán que se lo piense más de una vez, a pesar de que acostumbramos a comer otros artrópodos como las langostas de mar, los cangrejos o los percebes.
Los saltamontes, las hormigas o los escorpiones fueron algunos de los ingredientes protagonistas que formaban parte de mis creaciones para el Salón de Alimentación BCN Vanguardia, en 2004 y que volví a presentar en la Feria de Alimentaria, tras la conferencia “La emergencia culinaria de los insectos y otros alimentos exóticos” y en la Expo 2000 de Hannover, en el Food Pavilion.
Como innovadora gastronómica, he sido una ferviente impulsora de la cocina de insectos. Toda mi labor e investigación en torno a ella se podrá ver reflejada en el libro en proceso “TABÚ O PEQUEÑOS PLACERES”, con la colaboración con Juan Pablo Valencia y Paul Stoppi.
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